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glgEMYRIIv2308 Cita con los Grandes, Personajes y coincidencias

San Francisco y San Ignacio, coincidencia toral

San Francisco y San Ignacio, coincidencia toral

Primero que abordar el tema del título, una reflexión, para dejar bien claro que, en el tiempo y el espacio, coinciden, tanto en pensamiento como en otros terrenos, como la ciencia y la tecnología, los resultados, del empeño enorme, de quienes no descansan, hasta lograr el fin que muestra su vocación. Mucho tiempo antes que los personajes que refiero y sus experiencias místicas o espirituales, Buda había referido el mismo problema. Es mera coincidencia. Si Buda no hubiera existido, de cualquier forma ellos habrían vivido y pensado de la misma manera y dejado el mismo resultado.

Buda dejó claro que si se busca la santidad, esta se nos escapa de las manos. Casi podríamos decir que hay que dejar que llegue. El problema es que si se busca podríamos extraviarnos, con ilusiones y ente ellas, vanidades.

Hay una conicidencia muy importante en la fundación de dos Órdenes Regulares del Catolicismo. Anécdotas de los fundadores cuando buscaban.

San Francisco, en cierto momento reflexiona, al tratar de establecer la Regla, distintiva de la orden y base del desarrollo espiritual que pretendía, considerando que, "tanta pobreza y humildad", podrían terminar siendo plataformas de vanidad, habría que evitar que eso sucediera. La orden Franciscana, por lo que entiendo, tiene una historia que demuestra el empeño enorme en evitar desviaciones semejantes. Mi reconocimiento, modesto pero profundo al empeño de esos hombres y mujeres. Y hasta donde sé, fue el motivo de referirse a la orden Franciscana, desde su origen, como Ordenes de Frailes Menores, para evitar cualquier peligro de vanidad.

San Ignacio, cuando vivía en la cueva de Manresa, harapiento, sucio, con las uñas largas y descuidadas, igual el pelo, y con todos los inconvenientes adicionales respectivos, reflexionó sobre esa condición. Se le conoce a esta etapa de su vida como la de los escrúpulos. Intentando no poseer, no prenderse de nada que fuera material ... descubrió que había un asomo de vanidad en todo eso. Y entonces lo dejó y entendío cual era el camino real y correcto que debería seguir. Gracias al destino que le permitió esa claridad. Mi cariño grande a un hombre que supo transformarse a la edad en que otros se morían. Fue muy tarde, para su edad, cuando comenzó, pero tuvo la suerte de colminar la obra, la platarforma que daría vitalidad a la Compañía. In memoria San Ignacio.

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