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glgEMYRIIv2308 Cita con los Grandes, Personajes y coincidencias

Tres que marcaron mis días por siempre: Confucio, LaoTse, San Ignacio

Tres que marcaron mis días por siempre: Confucio, LaoTse, San Ignacio

Hablaré de tres hombres muy interesantes y para quienes guardo mucho respecto y cariño también.

Confucio (quien nunca en su vida escuchó ese nombre, el se llamó Kung Fu Tse) y de Lao Tse (quizá fuera mas propio referirse a él como LaoTzu o Lao Zi; al igual que el primero, hay diversas variaciones a su nombre en china). Y San Ignacio, cuyo nombre original era Iñigo.

Al primero debemos los cinco - quizá sería mejo decir seis, que lo fueron- libros confucianos -luego hubo cuatro recopilaciones, uno de ellos el Libro de Mencio- y su apego enorme al I-Ching

Al segundo pensador filósofo, a Lao Tse, le debemos el Tao-´Te-King. Al parecer escrito al garete y dejado con un guardia del bosque como agradecimeinto al hospedaje (se supone que lo escribe durante la estancia en la vivienda de este guardia, en un alto en el camino que llevaba a su destino), cuando, montado en un buey, atravesó la frontera para perderse en el tiempo y el espacio sin dejar rastro. Se conocían, y el guardia tuvo la buena fortuna de trascender el libro más allá de su casa y su poseción y hoy es de los más conocidos, publicados y traducidos de la producción literaria china.

Del tercero tenermos el Libro de los Ejercicios espirituales, que entre los aspectos más relevantes indica que: debemos clarificar lo que queremos; establecer objetivos adecuados y precisos; para luego actuar en consecuencia de los mismos, para el logro de los más altos ideales que tengamos. Y hay una pregunta importante, que sale de entre todo el contenido del "librito" (yo lo leí en edición bilingüe, de verdadero bolsillo, cabía en la bolsa del pantalón, con hojas de bordes irregulares, que debí terminar de desprender, porque se imprimian en papel grueso que se ponía amarillento y olía a biblioteca y que venían en hojas contínuas y despendibles, (lo aprecio mucho y aun lo conservo), y digo que hay algo muy interesante, que asoma por las hojas en la lectura, una pregunta:  "¿aquello que haces vale la pena, trascenderá, podría ser norma para los hombres?". No debiera haber necesidad de mayor norma que esa pregunta. Saludos a Sn Ignacio y que lo que hagamos, como es la divisa de la Compañía de Jesús, que fundó, sea, Para la Mayor Gloria de Dios. Y, entre la Compañía, existe otra máxima, bíblica, "La Verdad os Hará Libres".  (ya habrá tiempo de referir esa libertad  y esa verdad ... no políticas -soy politólogo pero no me interesa ese enfoque- la verdad de la filosofía y la libertad del albedrío, lo personal, lo intrínseco, aquello que es el motivo de mayor reflexión del budismo: el Yo y el Ego, la Mente)

La característica de Confucio fue el apego a las normas y a la rectitud, con el se establecieron los primeros exámenes de opsición para el ingreso a la actividad pública, como empleados del Estado.

En el caso de Lao Tse, no hay normas, todo se reduce al compromiso del hombre por ser mejor y buscarse, bajo ciertos principios, un camino de rectitud, bueno para uno y para los demás.

Un punto de intersección, pero de valor contrastante o polarizado entre estos dos pensadores, es lo que suponían debía ser el líder.

A Confucio (consultar "La Sabiduría de Confucio" de Ling Yu Tang, no creo que se consiga, la edición que leí era de papel con bordes irregualres y papel que casi era de cartón y con un aroma a libro viejo increíble y formidable para ambientar mi lectura cuando tenía trece años, ahí leí el dato, no tengo hoy ficha de trabajo es de memoria), le preguntó un gobernante ¿qué hacer para que no roben? y Confucio le respondió: si tú mismo no amaras tanto el dinero, se lo regalarías, y ellos mismos no lo aceptarían. En otra ocasión le preguntaron ¿como hacer para que China fuera Digna y Educada?, a lo que respondió: mientras las familias chinas no lo sean, China no lo será.

Para Lao Tse, en el Tao Te Kin, el líder es aquel que no se deja ver, no se deja sentir, va atrás para no ser evidente. Es aquel que no llena de humo la cabeza del pueblo, sino que le enseña a resolver sus problemas de forma sencilla. Pero lo sencillo, decía él, es como freír pececillos: sencillo pero con un poco de descuido se pueden quemar. Decía que con los demas debemos comportarnos como visitantes cuidando todo lo que hacemos y decimos, para no perturbar a quienes nos brindan protección, por lo mismo, las relaciones deben ser tan cuidadosas, como caminar sobre hielo que se funde.

San Ignacio era líder, indiscutible, no sólo por jerarquía, sino por sí mismo de la Compañía y de la educación que se impartía por ese grupo. Por sus capacidades intelectuales y sus habilidades técnicas, fueron aceptadas las lecturas jesuitas en iglesias protestantes en plena Reforma (la Compañía de Jesus fue parte fundamental del movimiento de ContraReforma, tratando de rectificar lo que se había dañado) (se les leía porque al igual que los reformadores, coincidieron en buscar lo fundamental), los miembros de la Compañía, incursionaron en China y Japón y se les apreciaba mucho por poder predecir con mayor precisión, que los lugareños versados en esos temas, los Eclipses. Tuvieron un conflicto con la Sorbona, por la concesión para el diseño de los barcos de la Armada (todos estos datos de memoria, de lecturas de libros como, "Los Jesuitas" , biografías de San Ignacio, Folletos, Revistas ... ) Comenzaron con una función de evangelizar y con ella la función de educar. Esto marcó su destino. Se crearon muchos Colegios y mucha gente se interesaba por ingresar y egresar de ellos (ninguno de los dos momentos era sencillo, ni fácil; como miembros de la orden para fungir como evangelizadores). Un día le presentaron a San Ignacio una propuesta de modificación de las condiciones de ingreso, educación y egreso de miembros, para incrementar la cantidad de los que les eran requeridos en grado enorme en todos los lugares que habían tocado, incrementando también la cantidad de Colegios y diversificando su ubicación. San Ignacio, nada contento, hizo a un lado la propuesta y les dijo: "si me traen algo que modifique lo actual, entonces que sea una norma más estricta, lo que requerimos ahora es gente cada vez mejor". Murío (hasta dónde sé, y hay varias versiones) sin que nadie se diera cuenta hasta el día siguiente, solo, sin asistencia y no se sabe si en tranquilidad o con dolencias (por lo menos eso he concluido de lo que he leído), constantemente se enfermaba de las vías respiratorias y era tan común, que aquel día era uno más de sus días de enfermedad rutinario, pero sería el día final.

Mi recuerdo y gratitud a los tres por sus aportes a la humanidad.

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